Miguel Pereira, 27 de junio de 2008
Queridos papá, mamá, hermanitos y hermanitas:
¿Qué tal? ¿Cómo están todos por ahí? Espero que estén todos bien y con salud.
Yo estoy bien, aunque un tanto aburrido de mi rutina que es muy desgastante. Después de leer mi carta, digame si no tengo motivos para desear volver a nuestra alegre y confortable casita. Echo de menos de mi vida con vosotros. Bien, lo que no tiene remedio, hay que remediarse.
Todos los días, a las 5 h en punto, el timbre del despertador suena en mi oído, haciéndome saltar de la cama. El sonido del despertador es tan estridente que, por veces, literalmente me caigo de la cama.
Siempre tengo mucha hambre por la mañana, sin embargo, no tengo tiempo para desayunar, por eso tomo un café, como una galleta y... a la calle. Empezó mi día.
Primero, a las cinco y media, entro en el autobús que generalmente está abarrotado de personas y animales, muchos y variados animales: pajaritos, gallinas, patos, perros, gatos, una vez o otra, hasta cerdos asoman. El hedor es casi insoportable, pero tengo de resignarme, pues el viaje es largo. El trabajo está muy lejos de mi apartamento, empiezo mi jornada laboral a las ocho en punto, trabajo hasta las 12 h. Después tengo un intervalo de una hora para almorzar. A la 1 h, estoy de vuelta al trabajo, donde me quedo hasta las 18 h. Tengo poco tiempo para bañarme y arregarme, a las 19 h tengo de estar en la escuela, de donde salgo a las 23 h, cuando vuelvo a mi apartamento. Nunca me acuesto antes de la 1 h de la mañana.
Muchos compañeros de trabajo estudian en la misma escuela, algunos en la misma clase que yo. Son todos muy animados y soñadores, quieren mucho vencer en la vida y abandonar el trabajo en la manufactura, así como yo.
Mis queridos, no pretendo dejarlos preocupados, el fin del curso y mis merecidísimas vacaciones están cerca. Soportaré la tormenta hasta allá. Mientras no llegan, recen por mi.
Muchos besos a todos.
Os quiero mucho.
Besos.
Carlos Cruz
Queridos papá, mamá, hermanitos y hermanitas:
¿Qué tal? ¿Cómo están todos por ahí? Espero que estén todos bien y con salud.
Yo estoy bien, aunque un tanto aburrido de mi rutina que es muy desgastante. Después de leer mi carta, digame si no tengo motivos para desear volver a nuestra alegre y confortable casita. Echo de menos de mi vida con vosotros. Bien, lo que no tiene remedio, hay que remediarse.
Todos los días, a las 5 h en punto, el timbre del despertador suena en mi oído, haciéndome saltar de la cama. El sonido del despertador es tan estridente que, por veces, literalmente me caigo de la cama.
Siempre tengo mucha hambre por la mañana, sin embargo, no tengo tiempo para desayunar, por eso tomo un café, como una galleta y... a la calle. Empezó mi día.
Primero, a las cinco y media, entro en el autobús que generalmente está abarrotado de personas y animales, muchos y variados animales: pajaritos, gallinas, patos, perros, gatos, una vez o otra, hasta cerdos asoman. El hedor es casi insoportable, pero tengo de resignarme, pues el viaje es largo. El trabajo está muy lejos de mi apartamento, empiezo mi jornada laboral a las ocho en punto, trabajo hasta las 12 h. Después tengo un intervalo de una hora para almorzar. A la 1 h, estoy de vuelta al trabajo, donde me quedo hasta las 18 h. Tengo poco tiempo para bañarme y arregarme, a las 19 h tengo de estar en la escuela, de donde salgo a las 23 h, cuando vuelvo a mi apartamento. Nunca me acuesto antes de la 1 h de la mañana.
Muchos compañeros de trabajo estudian en la misma escuela, algunos en la misma clase que yo. Son todos muy animados y soñadores, quieren mucho vencer en la vida y abandonar el trabajo en la manufactura, así como yo.
Mis queridos, no pretendo dejarlos preocupados, el fin del curso y mis merecidísimas vacaciones están cerca. Soportaré la tormenta hasta allá. Mientras no llegan, recen por mi.
Muchos besos a todos.
Os quiero mucho.
Besos.
Carlos Cruz
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